Vas caminando por la Juárez y de pronto el olor que emana de un establecimiento llama tu atención. Te asomas y ves algo que parece una cafetería gringa de los veinte. El jazz que escuchas te mete más en el ambiente. Antes de que te des cuenta ya estás sentado comiendo una hamburguesa con pan casero y observando el lugar con un extraño sentimiento de que algo esconde. No te atreves a preguntarle nada a nadie porque piensas que la gente pensaría que eres raro, ¿como que si este lugar esconde algo? ¿de qué estás hablando? Entonces te quedas en silencio; la hamburguesa está muy buena.
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