Hay algunas cosas que se deben tomar en consideración antes de decidir qué tipo de piso vas a poner dónde. Por ejemplo, el tráfico que tenga esa zona en particular de tu casa, las facilidades de limpieza, y la aislación que se necesita.
Empecemos con la sala y el comedor. Lo más conveniente para estos espacios es colocar pisos de madera o cerámica. Estos materiales son acogedores, aportan calidez, son resistentes al alto tráfico y, además, son fáciles de limpiar; solamente se necesita pasar un paño húmedo y listo. También se puede poner una alfombra para aportar color y ayudar a delimitar espacios.
El porcelanato es ideal para espacios como cocinas o baños. Aunque no son materiales que mantengan el calor, estos lugares por lo general son muy húmedos y materiales como la madera no resistirían el paso del tiempo. Pero si lo que deseas es que no se te enfríen los pies al salir de la regadera la cerámica es también buena opción para estos lugares. De todas formas se recomienda poner algún tapete antiderrapante para evitar cualquier accidente.
Finalmente, para las recámaras lo más recomendable es poner una alfombra de muro a muro. Ésta, aunque sea un poco más difícil de limpiar, funciona como un excelente aislante y mantiene el dormitorio calientito. Lo más importante es revisar la altura del pelo y el espesor del tejido al elegir un tapete para tu cuarto. Mientras más corto y mayor la densidad, se aplastará y desgastará mucho menos.