La Colonia Roma quizá siempre se ha caracterizado por ser un lugar concurrido por todo tipo de artistas. Muchas veces las historias que se cuentan de ellos son parte esencial de la historia de la propia colonia, como el caso de William Burroughs, escritor de la generación beat que, después de unos tragos, despidió a su mujer a la Guillermo Tell.
Burroughs ya tenía antecedentes delictivos desde incluso antes de llegar a México, de hecho la historia de su matrimonio se vio envuelta desde el principio en historias de drogas, ella estuvo internada en un psiquiátrico y él fue arrestado por falsificar recetas de estupefacientes. Cuando logró salir, decidió mudarse con Joan Vollmer a Texas en donde nació su primer hijo y nuevamente fue perseguido por asuntos relacionados con sustancias ilícitas; entonces se mudaron a la Ciudad de México.
Su primer domicilio estuvo ubicado en Medellín 37, después se cambiaron a Orizaba, en el número 210, muy cerca de su amigo Jack Kerouac, quien vivía en el número 205 de la misma calle.
Durante su estancia en México, Burroughs conoció a John Healey que se convertiría en muy buen amigo del matrimonio, él vivía en el mismo edificio en que se encontraba un bar que todos los miembros de la generación Beat frecuentaban, el Bounty Bar al cual el escritor llamó “Ship Ahoy” en sus obras.
El 6 de septiembre de 1951 visitaron a su amigo John Healey que vivía en el número 10 del mismo edificio, ahí sucedieron los hechos: bajo los efectos del alcohol y las drogas, entre todos convencieron a la pareja a imitar el famoso truco de Guillermo Tell, el cual consistía en atinar con una flecha a una manzana colocada sobre la cabeza de alguna persona. En este caso utilizaron un vaso de ginebra y una pistola Star .380 automática, y la persona era Joan. Pero el escritor no tuvo éxito: el piso del departamento pronto se entintó con la sangre de su mujer y él tuvo que esperar a que le bajaran los efectos del alcohol para darse cuenta de lo que había ocurrido.
Acusado de homicidio, él confesó ser este acontecimiento la única y verdadera razón de que fuera escritor. Permaneció acaso dos semanas encarcelado en lo que hoy es el Palacio de Lecumberri, ya que su hermano logró sobornar a los abogados y jueces para que lo dejaran en libertad en lo que se dictaba sentencia y, cuando esto sucedió, su abogado, Bernabé Jurado, también logró que quedara en libertad por medio de un amparo.
Actualmente el departamento está habitado por tres mujeres y sus perros, las están ya cansadas de que la gente quiera constantemente entrar a conocer su casa si, además, ellas ni conocen a Burroughs.