Como muchas veces sucede, la combinación de una mente creativa con los recursos de un mecenas liberal, trae consigo resultados asombrosos que suelen permanecer en el tiempo como símbolos artísticos de una época. Este es el caso de El Eco, obra arquitectónica que se ha adaptado a las necesidades de un museo, de un restaurante, e incluso de un antro; pero que sin duda es un bastión de la arquitectura moderna mexicana.
El mecenas de esta historia era el empresario mexicano Daniel Mont, que había conocido al escultor alemán Mathias Goeritz en 1952, en la Galería de Arte Mexicano. Mont tenía mucho interés en abrir un lugar en el que se conjugara la corriente vanguardista y cultural con sus propios intereses; su comisionado para ello fue el propio Goeritz, a quien dio libertad absoluta de hacer lo que él quisiera.
El Museo Experimental el Eco entonces comenzó a tener forma en la calle de Sullivan, y terminó de construirse en 1953 con una serie de contrastes característicos en su espacio e iluminación que claramente desafiaban el Funcionalismo que dominaba la arquitectura de la época. La base del diseño arquitectónico estuvo sustentada en el Manifiesto de la arquitectura emocional que el propio Goeritz escribió, y desde el principio fue concebida como una obra que diera primera importancia a la naturalidad de la luz en los espacios, además de que tuvo cierta influencia de Luis Barragán, sobre todo en los colores que se utilizaron para el espacio central.
Luego de algunos años, el lugar cayó en el abandono y su arquitectura se vio seriamente deteriorada, hasta que en 2005 la UNAM adquirió el inmueble para rescatarlo y devolverle el uso para el que en principio fue ideado: el de ser un museo.
Actualmente es un lugar en donde convergen las artes y la cultura en general: exposiciones, ciclos de cine, conferencias y presentaciones, son algunas de las actividades que se llevan a cabo de martes a domingo.
James Sullivan 43, San Rafael. Martes a domingo de 11 a 18h. Tel 5535 5186
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