Alimentar a los patos que hay en los lagos de los parques ha sido desde siempre una actividad que desde chicos hemos disfrutado; sin embargo, poco se ha hablado de los efectos que tienen las “botanas” en estos animales y en los lagos.
Típico domingo familiar en que llevas a tus hijos al parque y todos se emocionan porque hay patos, nadie se resiste a la tentación de lanzar unas migajas de pan, galletas o hasta papas al lago para que todos los “patitos” vengan a saludar. Lo que no te detienes a pensar es que al llevar a cabo esta costumbre —aparentemente inocente—, en lugar de hacerles un bien a los patos, les provocas un daño que puede llevarlos incluso a la muerte, además de que al lanzar estas migajas promueves la contaminación de los lagos que hay en algunos parques de la ciudad.
Por un lado, los patos se acostumbran a este tipo de comida y eventualmente abandonan el tipo de alimentación que naturalmente tendrían, con lo que se vuelven más propensos a adquirir una enfermedad conocida como Ala de ángel, que les produce cierta deformación en las alas, dejándolos imposibilitados para volar e incluso sobrevivir en su ambiente.
Por si fuera poco, el pan que no se comen promueve el incremento de algas en el medio además de que atrae ratas y otra fauna nociva. Aunque en realidad la mayoría de los parques han establecido en su reglamento que está prohibido alimentar a la fauna, la verdad es que son muy pocas las personas que están enteradas de esto y lo siguen haciendo. Algunos conservacionistas recomiendan que, más que dejar de interactuar con estos animales, deberíamos hacerlo de una manera más informada y responsable: en lugar de pan o galletas, ellos pueden comer avena, palomitas o chícharos, además de que lo mejor es distribuirnos por todo el lago para que las heces fecales no se acumulen en el mismo lugar; aunque, lo mejor será limitar esta actividad.
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