Miembro honorario del American Institute of Architects, la Academia de Artes, la Academia Internacional de Arquitectura y el Colegio Nacional, Teodoro González de León es uno de los arquitectos más influyentes de nuestros tiempos. Conocer su obra y su historia nunca será suficiente para entenderla, pero sí nos permitirá tener un grato acercamiento a ella.
Nacido en la Ciudad de México el 28 de mayo de 1926, González de León estudió la carrera en la Escuela Nacional de Arquitectura pero en realidad su vida siempre estuvo iluminada por el gusto por la luz, la pintura y la geometría.
Su primer hogar estuvo ubicado en la esquina de Río Tiber y Paseo de la Reforma, pero luego se mudó con su familia a la colonia San Ángel, a una propiedad que se encontraba junto a la casa de Diego Rivera. De hecho, entre 1929 y 1930, él fue testigo de la construcción que hizo Juan O’Gorman de la casa estudio de Diego Rivera y Frida, experiencia que sin duda marcó su rumbo profesional.
Después de haber vivido en San Ángel se mudó nuevamente, esta vez a la colonia Hipódromo Condesa, en la esquina de Nuevo León y Campeche. Ese tiempo fue también muy importante para su desarrollo pues fue cuando descubrió su gusto por el dibujo, la historia y las matemáticas, además de que sólo hacía trayectos a pie de su casa a la escuela, de manera que se daba el tiempo de observar trazos y construcciones de la ciudad.
Llegado el momento de elegir una carrera, Teodoro González de León se decidió por la de Arquitectura y, desde el principio, se propuso darle la misma importancia a la práctica que a la teoría, siempre buscando la posibilidad de hacerlo cerca de alguno de sus grandes maestros. Así, tuvo oportunidad de trabajar desde el primer año con Carlos Lasso y luego con arquitectos como Carlos Obregón Santacilia y Mario Pani. El talento pronto lo llevó a conseguir una beca por parte del gobierno francés para estudiar, a partir de 1947, en los talleres de Le Corbusier en Francia.
En su obra se puede percibir el gusto que tiene por lo natural en la arquitectura: el manejo de la luz, la monumentalidad en sus construcciones, así como el respeto por los colores y tonos naturales de los materiales lo dicen todo. Como ejemplos de ello están el Auditorio Nacional, casa matriz del Fondo de Cultura Económica, el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, El Colegio de México, el complejo Reforma 222 y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (UNAM).
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